tag:blogger.com,1999:blog-82927299282280995302023-11-16T11:42:07.529+01:00Como naipe cuya baraja se ha perdidoMarina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.comBlogger54125tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-69619516550604538322016-04-17T16:54:00.001+02:002016-04-17T19:29:15.434+02:00Pantomima rota con explosión final<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://k36.kn3.net/7/8/4/1/A/F/DB1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="255" src="https://k36.kn3.net/7/8/4/1/A/F/DB1.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<span style="color: #999999;"><i>Dos arlequines</i>, Salvador Dalí</span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<span style="color: white;">.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>(Invade la escena la voz del Narrador. Es una voz azul con ramilletes
fríos de témpanos. Es una voz atragantada en el cuello de un cisne. Mientras,
se escucha un vals.)<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>NARRADOR </b>- Era una tarde
cualquiera de sol, de uno de esos soles que se esconden en las esquinas últimas
de la primavera. Ella salía del trabajo con dos compañeras cuyos cuerpos
difusos emanaban tintes fantasmagóricos. Entonces, lo vio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Él sonreía, apoyado en un
muro, con su polo rojo, el polo rojo que se adhería a su sonrisa cuando se
cerraban los ojos para evocarlo. La miraba directamente, a Ella. Le dedicaba
sus labios. En algún momento, sus cuerpos se aproximaron y Él la estrechó en
sus brazos y Ella pensó que la besaría en ese mismo instante, pero la idea
resultaba tan absurda y tan improcedente, y Él parecía sumido en una actitud
tan espontánea, tan libre, que Ella se apresuró no a darle <i>un beso</i>, sino a estamparle dos en las mejillas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El Tiempo dejó de importar. Lo
que antes era un mundo se convirtió en una circunstancia poco relevante. Los
secretos, la necesidad de aparentar, se habían desvanecido como los cuerpos
difusos de las fantasmagóricas muchachas que se alejaban camino al río. Se
internaron en un túnel oscuro y los dos continuaban sin hablar, aunque Él
seguía sonriendo, exaltado, y Ella comenzaba a acostumbrarse al pensamiento de
que esa sonrisa era solo suya.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al día siguiente, Ella salía
de nuevo del trabajo, junto a las dos jóvenes imposibles y una botella de agua
que sujetaba en las manos. Allí estaba otra vez Él, con su polo rojo y su
sonrisa limpia y absurda, y no esperó para correr hacia la muchacha y levantar
su cuerpo ligero y hacerla reír, con el sol levantando destellos dorados en su
risa. Ella ya se sentía casi segura, aunque un íntimo y oscuro presentimiento
le susurraba que iba a perderlo, a su Amor. Que nada había sido real.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se despidió de Él con una
mirada que sonreía y subió al carruaje donde esperaban sus compañeras de
trabajo, que la estudiaban gravemente. Una de ellas, la más aguda, le advirtió:
“El tapón de la botella; no te lo ha devuelto. Has olvidado pedírselo”. Ella
miró la botella y comprobó que, en efecto, el tapón seguía con Él. “No importa,
así tengo una excusa para encontrarme con Él mañana”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El tapón de una botella puede
ser importante, hasta el punto de desequilibrar universos y dar vueltas de más
al reloj de la vida. Puede tratarse de un mínimo error que conjure el aleteo de
una mariposa suficiente para provocar un terremoto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El carruaje se detuvo antes de
ponerse en marcha. Los rostros de sus compañeras se paralizaron en una mueca
tenebrosa y, allá lejos, apoyado en el muro, Él permanecía estático como una
estatua de sal. Ella salió del carruaje y caminó unos pasos hacia él y vio su
sonrisa congelada colgando de sus labios, la sonrisa que ya no le pertenecía. El
mundo se había detenido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>(Calla de repente la voz del Narrador. Una luz espectral los sacude a
todos con su látigo de luna y Ella cae al suelo, desvanecida para siempre.
Entonces aparecen un Payaso y un Arlequín extraídos de una obra de García
Lorca.)<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>PAYASO </b>– Una música.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>ARLEQUÍN </b>– De años.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>ELLA </b><i>(Despertando para siempre)</i> – Entonces, nada ha sido real, ¿verdad?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>PAYASO </b>– Si lo hubieras
besado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>ARLEQUÍN </b>– Si lo hubieras
hecho, no sería necesario representar esta pantomima en la que el Tiempo juega
a disfrazarse.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>ELLA </b>– Pero es que yo no lo
quiero.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>PAYASO </b>– No importa; tienes
que pensar en la Literatura.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>ARLEQUÍN </b>– En la Literatura,
siempre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>ELLA </b>- ¿Os habéis fijado en su
sonrisa? Podría haber estado dedicada a un pájaro o a un trozo de suspiro
muerto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>PAYASO </b>– Pero era para ti;
este era tu cuento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>ARLEQUÍN </b>– Podrías haberte
quedado en este cuento para siempre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>ELLA </b>– “Siempre”. Es una
palabra que me persigue y a la que nunca alcanzo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>(El vals es sustituido por unos acordes circenses. Súbitamente explota
la escena como un globo pinchado y se aleja flotando por el mar.) <o:p></o:p></i></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-8011658626391439442016-04-06T01:20:00.000+02:002016-04-06T01:21:04.419+02:00Muletas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://revistaatticus.es/wp-content/uploads/2010/03/magritte2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://revistaatticus.es/wp-content/uploads/2010/03/magritte2.jpg" height="233" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i>Los amantes</i>, René Magritte</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">En medio de la multitud lo vi pasar,<br />con sus ojos tan rubios como la cabellera.</span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>Luis Cernuda</b></span></blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Recuerdo aquella noche como si
fuera ayer. Me apresuraba con sigilo en la oscuridad, entre luces gastadas de
farolas y anuncios de neón desteñido, abandonados en calles que tal vez
tuvieran vida por las mañanas. No entonces; no en aquella noche. El Asesino de
Almas merodeaba por esas calles, tal vez más cerca de de lo que podría
imaginar. Tenía que escapar de allí como fuera. Contarle al mundo que la
muleta misteriosa de la antigua pesadilla, aquella que sujetaba una mano
amputada, había aparecido por primera vez en un cuadro de Salvador Dalí. Quizás
el Asesino de Almas ya estuviera allí cuando Dalí pintó aquel cuadro, o la
noche en la que mi Trapecista sufrió un accidente mortal. Quizás el Asesino de
Almas fuera en verdad la Mano, la Mano que sujetaba una muleta y que daba
vueltas alrededor de una camilla en la que reposaba el cuerpo de mi idealizado
Trapecista. En esa noche.<br />
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Corrí por las calles ciegas,
henchidas de oscuridad. A mi paso las estrellas se iban encendiendo, como si
algún destino todavía esperara por mí. Procuraba no mirar atrás y acelerar el
paso, cada vez más, y entonces… <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Entonces la luz de las farolas
sobre aquella amplia avenida. Las gentes, el verano. La noche de verano. Esperaba
que nadie tomara aquel camino por el que yo acababa de llegar. El Asesino de
Almas aún se escondía en aquel camino. Iba a entrar en una cafetería cuando me
crucé con un joven que me resultaba muy familiar, aunque no podía averiguar por
qué. Algo en su cabello rubio, despeinado, o en aquella mirada dulce que no me
dedicaba, le otorgaba un tinte místico, casi angelical. Busqué en mi memoria desesperadamente,
sin hallar el origen de la sensación que me invadía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El joven salía de la cafetería
y estaba poniéndose una chaqueta vaquera para hacer frente a la ligera brisa
nocturna. Lo vi caminar en la misma dirección por la que yo había llegado, y
una alarma se encendió en mi interior. Tenía que avisarle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Me aproximé hacia él. “No vayas
por ese camino: el Asesino de Almas aguarda en la oscuridad…”. El joven se fijó
en mí por vez primera; parecía sorprendido. Esperaba que se riera o que me
respondiera con despecho. En vez de eso, me cogió de la mano y me guió de nuevo
hacia la cafetería. Entramos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El lugar se hallaba
completamente vacío y estaba decorado como si perteneciera a una época remota. Mi
acompañante se detuvo para mirarme, todavía con la sorpresa pintada en sus
bonitas facciones. Comprendí que él también me reconocía de algún modo. “Eres
tú”, me dijo. Y acto seguido, me besó. Fue un beso muy familiar, un beso que ya
había experimentado antes. Supe que conocía a aquel joven, que una relación muy
profunda nos había unido alguna vez. Sus ojos me decían que él también era
consciente. Sin saber por qué, comprendimos que no queríamos volver a
separarnos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De repente, la puerta de la
cafetería se abrió de golpe y un hombre con un fusil entró por ella,
apuntándonos. “¡No podéis estar juntos!”, gritó: “¡Pertenecéis a épocas
distintas!”. Mi amor me miró con desesperación, y se volvió hacia el hombre: “Pero,
¡padre! Yo la quiero… Nos hemos querido siempre, incluso cuando éramos otras
personas”. El padre continuaba apuntándonos con el fusil, y espetó: “Ella
pertenece al pasado. ¡Tú no has nacido aún!”. Tras estas palabras, se dirigió
hacia mí: “¡Vete ahora mismo o lo mataré!”. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Un miedo atroz comenzó a
invadirme. Mi amor me suplicaba con la mirada que no lo hiciera, que no me
fuera. Pero yo quería salvar su vida. Me separé de sus brazos y la noche de
repente parecía helada. Miré por última vez su nariz elegante, sus rizos rubios
derramados sobre la frente. Su mirada de miel. Y eché a correr.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Salí de la cafetería. Y seguí
corriendo y corriendo, sin mirar atrás. La noche de verano, el verano, las
gentes, la luz de las farolas sobre aquella amplia avenida, los labios de los
transeúntes ignorando que las primeras muletas aparecieron en un cuadro de Dalí…
Entonces… Entonces, las calles ciegas, henchidas de oscuridad. Y la amenaza del
Asesino de Almas, quizá más cerca de lo que podría imaginar.<o:p></o:p></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-32094806457143913482016-03-29T01:11:00.001+02:002016-03-29T01:13:51.121+02:00Cerrar los ojos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt1ToULOZjFm330oje4z1cAZDyCT7496jQ_jRwzArSrObQjpz5CNBm5oodWOoa92q0w0-P7EDg60DNfpIx-4Jj41Ra33DC-tjjwABVsXJ1_o6qe69VG-ZlKUsXv1IpQYwJfZ3SptPqm5M/s1600/benito.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="287" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt1ToULOZjFm330oje4z1cAZDyCT7496jQ_jRwzArSrObQjpz5CNBm5oodWOoa92q0w0-P7EDg60DNfpIx-4Jj41Ra33DC-tjjwABVsXJ1_o6qe69VG-ZlKUsXv1IpQYwJfZ3SptPqm5M/s320/benito.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">"Pero terminó la niñez y caí en el mundo."</span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>Luis Cernuda</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La otra noche soñé con Benito,
el canario de mis abuelos. Estaba en su vieja jaula de entonces, aquella verde
y amarilla con forma de casita. En el sueño, Benito era amarillo, mucho más
amarillo que en la realidad, si lo comparo con las fotos de esa época. Era de
un amarillo que casi se confundía con el blanco, como la falda de Blancanieves
en la película de Disney. Supongo que, en los sueños, todo se vuelve más
etéreo: todo tiende más al blanco o al negro. Luz u oscuridad. Fantasmas o <i>fantasmas</i>, y no es lo mismo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Era Benito y estaba en su
jaula, pero terriblemente inmóvil. Su cuerpo diminuto sobresalía de un montón
de tierra que casi llegaba al techo de la jaula. Mi madre la había sacado de
uno de los armarios que hay en la casa del pueblo y todos sabíamos que estaba
muerto desde hacía muchos años, por lo que se hallaba en un estado de
disección. Yo acariciaba mecánicamente su cabecita, mientras me miraban sin
verme sus ojillos negros. Al poco tiempo, mi madre volvió a enterrarlo bajo el
montón de tierra de la jaula, tal vez para preservarlo del paso del tiempo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
He vuelto a recordar, por todo
esto, los tiempos en los que Benito cantaba desde su jaula y yo me dedicaba a
imitar su canto. Lo tenía muy perfeccionado. Benito fue bautizado con ese
nombre como homenaje a un pato que se llamaba así, que tuvieron mi madre y mi
tío cuando todavía vivían en el pueblo. Después de trasladarse a Madrid fue
cuando el canario Benito apareció en sus vidas. Pasó muchos años cantando y
dando saltitos en su minúsculo mundo enrejado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Un día Benito dejó de cantar y
empezó a acurrucarse en las esquinas de la jaula. Erizaba las plumas y parecía
como si hubiera engordado mucho de repente. Mi abuelo levantaba la falda del
brasero y colocaba la jaula cerca, para que el calor alcanzara al pajarillo. Murió
al poco tiempo, y así conocí la muerte, de aquella forma tan ingenua y tan
sutil.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Habiendo traspasado ya el
umbral de la adolescencia, bauticé a un conejo con el nombre de Benito. Murió dos
años después, tras comerse una planta venenosa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Benito el pato, aquel primer
Benito, no llegó a morir. Voló un día, después de que sus dueños se hubieran
marchado del pueblo y lo hubiesen dejado con un amigo. Voló y nadie volvió a
verlo jamás. Me cuentan que era un ánade real, un macho de cabeza verde y
cuello anillado, que seguía mansamente a sus dueños, como si fuera un perro. Voló
llevándose su secreto. Y su nombre habitó el alma de aquel canario que puebla
los recuerdos de mi infancia, de ese conejito a quien –para su desgracia-
enseñé a abrir la puerta de la jaula, tentándole con una zanahoria. La abrió
por última vez una tarde en que nos marchamos al cine.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero Benito, aquel primer
Benito, permanecerá para siempre en su leyenda azul de inmortalidad. Porque nadie
lo vio cerrar los ojos. <o:p></o:p></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-11269822904425058692016-03-12T01:46:00.002+01:002016-03-12T01:46:57.836+01:00Fénix<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.egiptologia.org/mitologia/panteon/fenix.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.egiptologia.org/mitologia/panteon/fenix.jpg" height="231" width="320" /></a></div>
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;">Tormento, tormento... Le gusta quizá demasiado esa palabra. Se complace quizá en su propio tormento, le acaricia y le da vueltas en la luz para ver cómo la ensombrece...</span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<b><span style="color: #999999;">Luis Cernuda, <i>Comedia inacabada y sin título</i></span></b></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y si no pasa nada en el día a
día, tienes que inventarlo: construir una idealización sencilla, a la que
acogerte cuando esa nada amenaza con devorarte, y cerrar los ojos para que la
ilusión no se desvanezca, mientras acecha la aplastante conciencia de que aquello
no es más que una idealización a la que tu alma hambrienta de tragedia y de
lírica te ha conducido. En el límite emocional es donde empiezas a sentirte
viva, donde escuchas los latidos de poesía que se habían desvanecido con el
invierno, y tu corazón vuelve a bombear versos y la acuciante necesidad de
escribir va invadiendo lentamente tu sangre, tu aliento, tu cordura.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Es en el límite donde te
sientes viva. Es la antigua adicción al tormento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Tormento. Y vuelves a vivir y
a despertarte terremotos en los labios, a sonreír sin motivo aparente, a
dejarte sacudir por la ansiedad de una acción diminuta que te obsesiona y que
te tortura, arrastrándote por los mares infinitos de tu propia inseguridad. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cómo has podido permanecer
tanto tiempo lejos del límite. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero eso se llama jugar con
fuego; podríamos definirlo como un “suicidio sentimental”, y ahora estás en el
borde del precipicio y la más leve brisa podría desestabilizarte, derrumbarte.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y si resulta que no es brisa,
sino ventisca, como ésta, como el frío que de pronto te atraviesa y pone tu
mundo patas arriba, y podrías sonreír con resignación, pero no lo haces, no lo
haces: te hundes, te exilias hasta el último subsuelo, sientes cómo la vida te
abandona por momentos y eres consciente de que tienes en parte la culpa, por
haberte dejado llevar, de nuevo, por esa atracción hacia el abismo que precisas
para sentirte viva. Ese suicidio sentimental que consiste en construir deseos
imposibles, ambiciones lejanas como nubes; quizá por seguir, siempre por
seguir, por aferrarte a una ilusión que acabará contigo misma, pero que a la
vez es fuente de tu fortaleza: es el motivo de que todavía existas con esa
razón de ser que ata tu alma a la poesía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y cuando crees que toda la luz
te ha abandonado, de repente los ves a Ellos, siempre Ellos: tomándote en sus
brazos, enjugando tus lágrimas, devolviéndote a tus días de niña, cuando nada
era tan complicado, cuando encontrabas el tormento necesario en un día nublado,
en una muñeca que te sonreía, altanera, desde el otro lado del escaparate; en
una derrota en el parchís; en el progresivo desvanecimiento del carrusel de las
ferias, tras aquellos escasos cinco minutos de rigor en los que eras una
princesa a lomos de su corcel y el universo giraba a tu alrededor y Ellos
agitaban el brazo desde la orilla de lo terrenal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ellos, los responsables de que
jamás te hayas dejado absorber del todo por el abismo, de que <i>el límite</i> haya sido siempre <i>el límite</i> y no <i>el final</i>. Ellos, la única seguridad en este mundo de sombras
incompletas, de disfraces. Y te dicen que eres como el <b>ave fénix</b>, que renaces
de tus cenizas después de haberte incendiado, de haber descendido hacia la nada
más terrible y más devastadora. Puedes arder y después recomponerte con acordes
nuevos de vida, y eso que eres agua, eres agua porque puedes pasar por todos
los estados emocionales en solo unas horas, cambiar y conservar tu remota
esencia. Sí, eres agua. Y eres fénix.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>Dramática</b>. Siempre lo has
sido. Pero lo consideras un adjetivo demasiado simple para expresar todo lo que
tratas de expresar. Tus muertes sucesivas, tus renacimientos. Como gatos
concatenados, infinitos, que siempre acaban cayendo de pie.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-56833142428673929212016-03-05T01:53:00.004+01:002016-03-05T01:53:41.199+01:00El meteorito<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.alertacatastrofes.com/wp-contenido/uploads/2014/07/meteorito-marruecos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.alertacatastrofes.com/wp-contenido/uploads/2014/07/meteorito-marruecos.jpg" height="170" width="320" /></a></div>
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;">Yo no sé muchas cosas, es verdad.</span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;">Digo tan sólo lo que he visto.</span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;"><b>(León Felipe) </b></span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
</blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Algunas cosas se anuncian
inmensas antes de producirse y, entonces, se deshacen en su propia sombra,
incendiándose, antes de <i>ser</i>. Y cuando
<i>son</i>, resulta que son apenas. A duras
penas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La otra noche, un terror incólume
me sacudió el corazón. Una inmensa bola de fuego iba tomando forma en el
firmamento enlutado. Se acercaba. Yo poco podía hacer, allí parada, en mitad del
campo, presintiendo cómo el techo estrellado del mundo se abalanzaba sobre mí. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Fue cuestión de segundos. El cuerpo
celeste aterrizó a pocos metros; pero no hubo explosión, ni nadie salió
ardiendo, como me esperaba. Me deslicé hacia el lugar exacto donde lo había
visto caer. Sobre la hierba, brillaba una especie de objeto dorado con forma de
estrella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
“Así que esto es un meteorito”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Aquella fue la demostración de
que la mayoría de las cosas que sabemos, que establecemos como válidas dentro
de nuestro conocimiento del mundo, son en realidad cuentos. Leyendas de la
cotidianidad. Porque, ¿quién ha sido testigo directo del aterrizaje de un
meteorito? Yo afirmo que no se trata de un burdo pedrusco, sino de un delicado
objeto tallado en oro. Y podría también estar mintiendo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Las cosas, como digo, no son
lo que semejan y, a veces, nos fascina vivir engañados. De las estrellas que
contemplamos, ¿cuántas son las que aún siguen vivas? El firmamento no es más
que un inmenso cementerio, y lo que nos parecen estrellas son, en realidad,
recuerdos que brillan con luz propia. Pero recuerdos muertos, al fin y al cabo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Si miro aquel amor en la
distancia, su recuerdo se enciende como una estrella perecida en las noches de
soledad. Basta para soñar unos instantes; pero mirarlo es comprender, al mismo
tiempo, que su luz no tiene una existencia real, acaso nunca la tuvo. Tal vez,
siempre contemplé un recuerdo de algo que jamás viví. Quizá lo que se anunciaba
como una explosión se habría posado sobre la Tierra con un leve aleteo de
plumas desprendidas. Y entonces, hubiera comprendido que la luz o el incendio
se encontraban dentro de mí, no fuera. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero las cosas no realizadas,
los cuentos incompletos, los finales perdidos, forman un anhelado cementerio de
estrellas fallecidas en la conciencia. Y se encienden cuando la soledad nos
apaga por dentro.<o:p></o:p></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-78360049135531161732016-02-28T19:48:00.003+01:002016-02-28T19:48:39.877+01:00Soliloquio<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://k42.kn3.net/taringa/2/8/1/1/8/9/7/jasnegro/5E1.jpg?2582" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://k42.kn3.net/taringa/2/8/1/1/8/9/7/jasnegro/5E1.jpg?2582" width="234" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<i>El vestido de noche</i>, René Magritte</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Cómo llenarte, soledad, sino contigo misma. </span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<b><span style="color: #999999;">Luis Cernuda</span></b></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Me falta tiempo para soñar,
que no sueños. El frío se enzarza con la noche y se cuela por una rendija del
corazón, aquella que olvidé cerrar. El resultado es esta tristeza que me muerde
y que mancha mi habitación azul, y abandono la tentativa de escapar de ella y
la saboreo, paladeándola y deleitándome con la sal de su velo escarchado. Ahora
soy yo quien muerde a la tristeza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La soledad es una. Gira y se
eleva sobre las farolas, que tejen un mecanismo de ciencia-ficción, lejano y
titilante, habitante de un mundo que es como un cuento que miro; como una
película que leo, que desato, que conquisto. Esta soy yo frente a la noche.
Nada más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La noche poco a poco toma la
forma de un soliloquio. Todos fingen escucharme, pero ya imaginaba que, en
realidad, el universo es sordo, ciego, enquistado en su entrañable egoísmo: ese
sentimiento que nos humaniza y que a la vez nos convierte en espejos helados.
Las personas se pierden al poniente y se desatan la cabellera al amanecer. De noche
todas las manos son obscenas y las palabras huecas: todos los ojos son
arrancados de sus órbitas. Nadie tiene que fingir mirarme ni rodearme de
universos cada vez que vuelva a llorar con mis pupilas rotas de niña pequeña
olvidada. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No existe nadie, en realidad.
En el epílogo de la madrugada, desenrollo la madeja de mis sueños y me inyecto
una dosis de quimeras para continuar viviendo. Mañana me reiré y tal vez pasado
regresaré plenamente al camino de baldosas amarillas que hoy estoy abandonando
por debilitamiento de inocencia. Al final, las lágrimas son las únicas
responsables de mi irresponsable retorno al País de las Maravillas. <o:p></o:p></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-45232482640069305962016-02-19T01:42:00.000+01:002016-02-19T01:42:12.986+01:00Augusto Pérez<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.chemamadoz.com/images/gallery/original/intro-005.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.chemamadoz.com/images/gallery/original/intro-005.jpg" height="207" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
Fotografía de Chema Madoz</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Nos llamamos como nos llaman.</span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;"><b>Miguel de Unamuno </b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Otra vez se me enciende la
noche, y yo sin darme cuenta. Flotan las ideas como posos marchitos de café y,
de nuevo, me encuentro con la incapacidad para plasmarlas en un papel que me
devora con su blanco. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No; es el tiempo quien me
devora. Me siento como el Conejo Blanco con su eterno reloj de bolsillo,
avanzando por ese país maravillosamente maldito de la Lingüística. Persiguiendo
un sueño sin garantías de éxito. Entregando mi último aliento a ese sueño que
nadie podría asegurarme. El viento baila tras mi ventana y yo aquí, cercenada
de la vida, atada al reloj y deshojando meses del calendario.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se me agota también la poesía.
Y sin ella, me convierto en un ser emocionalmente vulnerable, más que de
costumbre. Dialogo en silencio con todos los muertos, y con los vivos que
decidieron un día borrarme de su existencia. Ahora se han convertido en
potenciales personajes de alguna de mis hipotéticas novelas, esas que se
deslizan por los días furtivos de un futuro en el que yo tendré tiempo de
escribirlas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
¿Y qué haré contigo? ¿Te
presentarás ante mí, como un Augusto Pérez cualquiera, a exigirme que modifique
el guión preconcebido? No quisiera matarte. Pero tampoco iba a dejar que te
suicidaras, ¿entiendes? Si solo me quedas como personaje, no me puedo permitir
perderte también en la ficción. En la ficción que tal vez nunca sea escrita. Y tú
siempre exigiendo, increpándome, humillándome. ¡Y eso que todavía no he
empezado a escribir tu hipotética novela! Oficialmente, no existes ni como
personaje; pero ya tratas de manipularme. Creo que hemos superado los límites
no solo de la novela, sino también de la nivola.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pensaré en un nuevo término. O,
sencillamente, en cómo olvidarte. Pero eso resulta de todo, menos sencillo.<o:p></o:p></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-19489261776131262962015-12-24T01:44:00.004+01:002015-12-24T01:45:50.103+01:00Ruinas de la Ciudad Sin Nombre<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://ep00.epimg.net/elpais/imagenes/2013/08/09/album/1376065244_811187_1376066384_album_normal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://ep00.epimg.net/elpais/imagenes/2013/08/09/album/1376065244_811187_1376066384_album_normal.jpg" height="210" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Volved, volved a mí</span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">todas aquellas cosas que no fuisteis.</span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>(Rafael Alberti)</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mientras cae la noche de
diciembre, el Trapecista entona con su instrumento unas notas de adiós. Yo me
detengo en sus ojos dulces y soñolientos, en el cabello oscuro y engominado, en
aquella boca levemente abierta, tensionada a causa de la concentración.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ríos de vidas inexploradas se
desbordan ya por los canales, y pienso que sería extraño regresar allí alguna
vez. O quizá nunca me he marchado del todo. Al fin y al cabo, la Ciudad Sin
Nombre era solo una proyección de aquel adiós infinito cuajado de máscaras y de
soles que sobrevenían a noches de insomnio. Era la sombra de otra ciudad real a
la que un día quise llegar para reencontrarme con el Trapecista y romper de
cuajo la maldición de nuestro lírico adiós. Pero la ciudad se quedó sola antes
de que pudiera decidirme.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En mis sueños se transformó en
la Ciudad Sin Nombre: una estación gris de dónde partían trenes que nunca
llegaban a ningún sitio. Y yo me limitaba a esperarlos, pensando tal vez que me
conducirían a la ciudad de los canales, donde todo terminó para empezar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Un día, me marché para siempre
de la Ciudad Sin Nombre, dando la espalda a todos los recuerdos. No imaginé que
la tristeza me empujaría de nuevo hacia sus puertas, cerradas ahora para mí. Ya
no se escucha desde fuera el rumor de los trenes imposibles y todo parece
apagado, en la distancia. La Ciudad Sin Nombre se deshace en un sueño sin
tiempo y su propia irrealidad se muere. Y aunque quisiera, no podría regresar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El Trapecista, apenas un
recuerdo frágil, una fotografía a la que todavía puedo aferrarme, es todo lo que
me queda de aquella Ciudad, y de la otra. Lo escucho pulsar las cuerdas,
elevando en el aire las notas dulces de una canción que jamás ha existido. Se despide,
esta vez de verdad. Pero yo solo me pregunto si no será aún muy tarde para
volver a soñarlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
............................................................................................................</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: white; color: #4f80a7; font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18.48px; text-align: justify;">
<span style="color: #6fa8dc;"><a href="http://marinacasadohernandez.blogspot.com.es/2010/11/trenes-en-la-ciudad-sin-nombre.html" target="_blank">(I): Trenes en la ciudad sin nombre</a></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: white; color: #4f80a7; font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18.48px; text-align: justify;">
<span style="color: #6fa8dc;"><a href="http://www.marinacasado.blogspot.com.es/2014/04/retornos-la-ciudad-sin-nombre.html" target="_blank">(II): Retornos a la Ciudad Sin Nombre</a></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: white; color: #4f80a7; font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18.48px; text-align: justify;">
<span style="color: #6fa8dc;"><a href="http://www.marinacasado.blogspot.com.es/2014/05/suenos-en-la-ciudad-sin-nombre.html" target="_blank">(III): Sueños en la Ciudad Sin Nombre</a></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: white; color: #4f80a7; font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; line-height: 18.48px; text-align: justify;">
<a href="http://www.marinacasado.blogspot.com.es/2014/09/la-ciudad-sin-nombre.html" target="_blank"><span style="color: #6fa8dc;">(IV): La Ciudad Sin Nombre</span> </a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="background-color: white; color: #4f80a7; font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; line-height: 18.48px; text-align: justify;">
<a href="http://www.marinacasado.blogspot.com.es/2015/01/antes-de-la-ciudad-sin-nombre.html" target="_blank">(V): Antes de la Ciudad Sin Nombre</a></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-37174495979902895282015-11-01T23:46:00.001+01:002015-11-01T23:58:53.662+01:00El pie derecho<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://xgfk11gla.files.wordpress.com/2011/12/la-leyenda-de-los-siglos-1948.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://xgfk11gla.files.wordpress.com/2011/12/la-leyenda-de-los-siglos-1948.jpg" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">"La leyenda de los siglos", René Magritte</span></div>
<br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span style="background-color: white; text-align: start;">¿Cómo fue? </span></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span style="background-color: white; text-align: start;">Una grieta en la mejilla.</span></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span style="background-color: white; text-align: start;">¡Eso es todo! </span></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span style="background-color: white; text-align: start;">Una uña que aprieta el tallo. </span></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span style="background-color: white; text-align: start;">Un alfiler que bucea </span></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span style="background-color: white; text-align: start;">hasta encontrar las raicillas del grito. </span></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span style="background-color: white; text-align: start;">Y el mar deja de moverse.</span></span> </blockquote>
<br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span style="background-color: white; text-align: start;"><b>Federico García Lorca</b> </span></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Habían encontrado al hombre
muerto en la silla, con las piernas estiradas y los ojos muy abiertos. Cuando
mi compañero y yo llegamos a la celda, el cuerpo permanecía intacto, y
sobrecogía su mirada vacía, dramática, mirándonos sin vernos. “Murió por la
noche”, había dicho el guardia. Sí: murió por la noche, como todas las almas
que guardan un secreto. En la prisión, era un muerto más, pero yo sabía que
algo escondían sus ojos angustiados, su figura de muerto a medio hacer, sentado
en aquella silla como si la Parca le hubiera alcanzado por sorpresa. Mirando algo
que no comprendíamos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cuando se llevaron el cuerpo,
continué contemplando la silla, colocada de mala manera sobre una alfombra
raída y sucia. Mi compañero tiró de mí, tratándome de convencer de que la
nuestra era una visita de protocolo y nada más. Un hombre aparentemente sano
que muere en la cárcel, después de haber pasado allí unos meses por un delito
menor de robo. “Vete tú”, le dije. Me apetecía quedarme sola con mis
cavilaciones, y salí al patio soleado, donde algunos internos paseaban. Entonces,
vi a la última persona a la que esperaba encontrarme allí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Estaba solo, sentado en el
suelo, vestido con un polo blanco limpísimo. Se dedicaba a trenzar pulseras, y
un rayo de sol se derramaba directamente sobre sus esponjosos rizos castaños. No
me acordaba casi de aquellos rizos. En todas las ocasiones que lo había visto
en los últimos años, siempre de lejos y sin atreverme a dirigirle la palabra,
tenía el cabello muy corto. Pero en esos momentos, sentí la necesidad aguda de
hablar con él, mi antiguo enemigo íntimo. Me acerqué, impresionada, y lo llamé por
su nombre: “¿Teo?”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Levantó la mirada hacia mí y
pude ver que en sus ojos se había instalado una especie de tristeza infinita
que nunca antes había estado allí. Esbozó una sonrisa bonita y sincera,
reconociéndome. “¿Qué haces tú aquí?”. No le di demasiadas explicaciones, pero
me senté a su lado en un impulso natural, como hubiera querido hacer en tantas
ocasiones anteriores. Sentí que él lo agradeció, porque aparecieron luceros
diminutos en sus iris castaños. Nervioso como un chiquillo, comenzó a contarme
su historia con su voz rota, tan familiar y tan lejana. No había cometido
ningún delito grave, pero las malas compañías de siempre le acabaron jugando
una mala pasada. Me hablaba como si su ilusión dependiera de mí, como si toda
la vida hubiéramos sido amigos. “Te queda bien el pelo así”, me atreví a
decirle, y me confesó que no se dejaba crecer aquellos rizos desde que era un
chaval. “Pero aquí, en el trullo, no vale la pena ir arreglado”. Reímos. “Pues
no te imaginas cómo te llamaba en esos tiempos”. “Venga, niña; ¡confiesa!”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se había detenido el tiempo en
torno a nosotros; habíamos olvidado que aquello era el patio de una prisión, y
me sentía obnubilada por sus ojos grandes y tristes, por las facciones
angelicales de su rostro; por esa belleza que siempre me había parecido
inalcanzable. No podía creerme que él estuviera en la cárcel, ni que hubiera
tenido que ser en la cárcel cuando por fin habíamos mantenido una conversación
como dos seres civilizados, sin insultarnos ni despreciarnos mutuamente. No era
ningún criminal; no era más que un gamberro con buen corazón. Y yo necesitaba
ayudarlo de algún modo, así que le pregunté cómo podía hacerlo. Él le restó
importancia al asunto: “Eh; saldré de aquí, claro que saldré. Y entonces, te
pediré una cita, ya que ahora pareces más simpática que cuando eras una cría”.<o:p></o:p><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://ccat.sas.upenn.edu/george/magritte/answer.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://ccat.sas.upenn.edu/george/magritte/answer.jpg" height="320" width="209" /></a></div>
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #999999;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #999999; font-size: x-small;">"La respuesta sorprendente", René Magritte</span></div>
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br />
<br />
Aquella noche, me llamaron de
la comisaría de madrugada. El forense había encontrado en el cadáver del
presidiario unas extrañas heridas en el pie derecho, junto a un dibujo,
probablemente obra del muerto, escondido en el dobladillo del pantalón. Me desplacé
al depósito de cadáveres a la mañana siguiente, cuando apenas había amanecido. El
dibujo estaba tan logrado que resultaba impactante. En él, la única diferencia
aparente con la realidad es que el hombre no tenía pie. En mi opinión, se
trataba de una pista, de una señal para comunicar algo que no podía transmitir
de otro modo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Tras pasar todo el día
cavilando, la solución al enigma se me presentó de repente, como un rayo de sol
tras la tormenta. Regresé a la celda y me fijé, de nuevo, en la raída alfombra
que se encontraba bajo la silla donde habían encontrado el cuerpo. La levanté
de un tirón y… Ahí estaba: un hueco abierto entre los desgastados tablones de
madera. El ocupante de la celda debió de haber pasado las últimas semanas de
vida agrandando con el filo del zapato un hueco que habría encontrado en la
madera, con el único fin de esconder algo allí. Nerviosa, traté de apartar a
tirones los tablones que me obstaculizaban el acceso al agujero, pero lo único
que conseguí fue hacerme una herida en la mano, y la madera quedó manchada de
mi sangre. Fui a por una palanca de hierro para ayudarme, y de esta forma
conseguí agrandar el hueco hasta el punto de poder meter la mano por él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Enseguida, mis dedos palparon
un papel, tal como había supuesto. Conteniendo el aliento, retiré la mano
lentamente del agujero, sacando de allí lo que con tanto mimo había escondido
el preso. Era una fotografía arrugada, manchada levemente de sangre, de mi
sangre. En el reverso, alguien, probablemente el preso, había garabateado un
mensaje: “Lo mataron ellos”. Miré atentamente la foto. En ella, un hombre
estaba sentado en una silla, en la misma silla de la celda. Junto a él, el que
rápidamente reconocí como el guardia que me había atendido el primer día, lo
apuntaba a la cabeza con un rifle. Un escalofrío se apoderó de mí cuando
reconocí al hombre de la silla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Era Teo, con la boca
entreabierta y una mirada infinita. Bajo sus rizos castaños, desde la frente,
un hilo de sangre le resbalaba por la mejilla hasta llegar al cuello y manchar
su polo blanco. Su sangre se mezclaba con mi propia sangre sobre la fotografía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Me arrastré como pude al patio
para asegurarme de que aquello no podía ser cierto. En el centro, como el
primer día, Teo estaba sentado en el suelo, envuelto en una luz irreal, vestido
con el polo blanco, intacto. Me dedicó una mirada profunda, triste y buena. Entonces
comprendí todo, mientras mis ojos se iban llenando de lágrimas. <o:p></o:p></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-21246499166346212592015-10-25T02:26:00.000+02:002015-10-25T02:27:13.882+01:00Una historia de vacíos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://guias-viajar.com/madrid/wp-content/uploads/2013/11/fotos-madrid-luces-navidad-2013-001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://guias-viajar.com/madrid/wp-content/uploads/2013/11/fotos-madrid-luces-navidad-2013-001.jpg" height="213" width="320" /></a></div>
<br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Me hice ilusiones.<br />No sé con qué, pero las hice a
mi medida.<br />Debió de ser con materiales
muy poco consistentes</span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>Ángel González</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El frío me trae a la memoria
todas las cosas vacías y tristes del mundo: el olor de los aeropuertos, la luz
insomne de los hospitales, la soledad de una piscina, un cielo gris enmohecido
peinando los últimos acordes de la tarde. También me hace recordar todas las
historias tristes que conozco. La que sigue no es exactamente triste; es, sobre
todo, una historia de vacíos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Érase una vez una noche de un
otoño que se marchitaba. Diciembre inauguraba en Madrid la ansiada y efímera
iluminación navideña, en un tiempo en que las estridencias de Agatha Ruiz de la
Prada aún no habían colonizado la estructura metálica con forma de pino que
cada año se coloca en la Puerta del Sol. A nuestra joven protagonista le seguía
ilusionando contemplar la iluminación navideña, a pesar de haber dejado la
infancia –y la adolescencia- bien atrás. Ese año, era doblemente ilusionante,
porque se trataba de la primera vez que salía de su casa desde hacía un mes. Acababa
de curarse de un virus pesado e incómodo, un virus que la había mantenido
postrada en la cama y sin probar bocado. Por eso, aquella noche las luces
navideñas se reflejaban en sus ojos con un brillo especial. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Para celebrar su
restablecimiento, había aceptado el primer plan que se le presentó: ir a un pub
con una colega –no llegaba a la categoría de amiga- y su pandilla. Cuando llegó
allí, no conocía a la mitad de la gente: en parte, se sentía diminuta y
vulnerable, extraña en aquel ambiente de música latina que no la incitaba a
bailar. Se movía de forma mecánica y absurda, y el espejo de la pared le
devolvía a veces un rostro pálido y ojeroso, unos labios cortados: huellas aún
visibles de la reciente enfermedad. Pero, por otra parte, una ilusión
inexplicable y revitalizante la invadía aquella noche: una ilusión que se
parecía mucho a esa misma emoción injustificable ante el alumbrado navideño. Tal
vez, simplemente se debiera al furor por volver a salir de casa, por sentirse
recuperada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No estaba especialmente guapa
aquella noche. Pero uno de los amigos de su colega, uno que no había visto
antes, le sonreía todo el tiempo. Él tampoco era especialmente guapo. Tenía un
rostro característico, muy parecido al de un pastor alemán. Incluso en su
mejilla poseía un lunar idéntico al que los pastores alemanes tienen al lado
del hocico. Era delgado y ojeroso, como si estuviera enfermo de manera
permanente, y sus labios resultaban demasiado finos y marcados. Pero tenía una
mirada amable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El Chico-Pastor alemán pasó gran
parte de la noche hablando con nuestra protagonista. Cuando todos se
despidieron, le pidió el número de teléfono. La historia comenzó así, de modo
convencional y estereotipado: parecía difícil que de aquello pudiera surgir
algo especial. Pero la muchacha se había empezado a ilusionar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Todo prosiguió de la forma
habitual: él le escribió un mensaje y, días más tarde, ambos se encontraron en
la Puerta del Sol, junto a la estructura metálica con forma de pino. Aquella tarde,
él la besó por primera vez, aunque resultó un beso tan anodino que ella ni
siquiera podría recordar, años más tarde, en qué circunstancias se produjo. Solo
sabía que nunca estuvo especialmente ansiosa por ese beso: tampoco estaba segura
de que el Chico-Pastor alemán le gustara. Apenas lo conocía y tampoco se podría
hablar de un flechazo. Pero el beso no le disgustó, y hacía unos meses había
salido de una pseudo relación, la primera, que le había borrado de un plumazo
todas sus fantasías salidas de los cuentos de hadas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
O al menos eso pensaba ella. En
el fondo, su ingenuidad había recibido una puñalada, pero continuaba viva,
resurgiendo ante la anodina historia que estaba comenzando. En su mente envenenada
de cuentos, la idea de la hipotética llegada de un Príncipe Azul que la
rescatara para siempre de aquella realidad invernal cobraba fuerza, revivía
ante cualquier atisbo de ilusión. Era nuestra protagonista una muchacha
enamoradiza, tendente a idealizar a las personas y a enamorarse no de las
personas en sí, sino de su propia idealización proyectada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Por eso, la tarde en la que el
Chico-Pastor alemán la cogió de la mano y la invitó a cenar a un restaurante
hindú, la joven comenzó a idealizar de forma más profunda. Jamás nadie la había
cogido de la mano, ni siquiera en aquella relación por la que había pasado sin
pena ni gloria, sin reconocer en el otro un mínimo aliento de romanticismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/0f/Alumbrado_navide%C3%B1o_en_Madrid_(2007)_04.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="214" src="https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/0f/Alumbrado_navide%C3%B1o_en_Madrid_(2007)_04.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Empezó a quedar más a menudo
con el Chico-Pastor alemán. Paseaban por el casco antiguo de Madrid bajo el
frío de diciembre, se besaban, tomaban chocolate con churros y alguna vez
fueron al cine. El alumbrado navideño era el telón de fondo de aquel comienzo
que bien pudiera describirse como plácido. La conversación, sin embargo,
continuaba siendo tan superficial como la que pudieran mantener unos perfectos
desconocidos. Ella se dio cuenta de que él jamás expresaba sus sentimientos, y de
que nunca le había dicho con palabras que le gustaba. Por eso, una noche, al
salir del cine, después de que él la besara, ella se le quedó mirando y, con
gran esfuerzo, consiguió articular la pregunta: “Oye, ¿yo te gusto?”. Él arqueó
las cejas y sonrió, sorprendido: “Creía que era obvio”. Ella sonrió también y
quiso abandonar su inquietud. Pero, en el fondo, esta continuaba palpitando en
su corazón, que le susurraba que algo iba mal. Sin embargo, logró acallar
aquellas voces y se abandonó, de nuevo, a la ilusión.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Diciembre fue avanzando y
pronto dejó paso a enero. Se acercaba el momento favorito del año de la
muchacha: la Noche de Reyes. Desde niña, tenía la costumbre de asistir a la
cabalgata con sus padres y después ir a tomar un chocolate con churros al Café
Comercial. Le habló al Chico-Pastor alemán de aquella tradición, tan especial para
ella, y entonces ocurrió algo inesperado: él le propuso ir a ver juntos la
cabalgata aquel año. Emocionada, ella aceptó. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La tarde del 5 de enero,
vieron juntos la cabalgata. Se rieron, se besaron muchas veces y él le
consiguió algunos caramelos de los que eran arrojados desde las carrozas. Después,
caminaron de la mano hasta la Puerta del Sol, donde él había quedado con sus
amigos, aquellos con los que estaban la noche en que se conocieron. Justo antes
de encontrarse con ellos, soltó su mano, y la inquietud volvió a renacer en el
pecho de la muchacha en forma de un mal augurio. Se encontraba en un extraño
punto de partida: el mismo escenario, la misma gente, el mismo alumbrado
navideño. Y la mirada de él, sin rastro de complicidad, como si continuaran
siendo los mismos perfectos desconocidos del comienzo. Por las reacciones
generales, se dio cuenta de que él no le había contado a ninguno de sus amigos
nada acerca de ella. Se marchó a casa muy pronto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al día siguiente, le escribió
un inocente mensaje: “¿Qué tal tus Reyes?”. Pero la respuesta no llegó de
inmediato. Pasaban las horas y continuaba sin llegar, a pesar de que el mensaje
aparecía marcado como “leído”. La joven volvió a la Puerta del Sol aquella
noche, paseando sola y reflexionando acerca de los últimos acontecimientos
vividos. Se dio cuenta de que aquella ausencia de respuesta ponía, de algún
modo, un punto y final. Por alguna razón, no se sorprendió. Esa noche, se
encendió el alumbrado navideño por última vez.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Días más tarde, unas sucintas
palabras de él le confirmaron lo que ya sabía y se negaba a creer. Aquel comienzo
de historia que duró lo mismo que el alumbrado navideño de Madrid le dejó un
pequeño vacío en el alma, aunque comprendía que dicho vacío no se debía a que
echara de menos al Chico-Pastor alemán. Realmente, a esas alturas todavía no
estaba segura de que él le hubiera llegado a gustar. Más bien, se había dejado
arrastrar por su perfecta idealización, por la inútil ambición de perseguir un
cuento de hadas que el destino parecía negarle, una vez tras otra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Esta historia, queridos
lectores, no es una historia triste, sino una historia de vacíos, de
sentimientos inexistentes, de besos huecos, de idealizaciones proyectadas y
hojas marchitas que se dejan llevar por la ráfaga de viento más amable. No cobran importancia los personajes, sino el trasfondo escondido bajo los acontecimientos. Cuando pienso
en esta historia, me domina un sentimiento de sinsentido cósmico, de ingenuidad
apuñalada, de comprensión tardía. No puedo evitar preguntarme cuántas
historias, más largas que el período del alumbrado navideño, se habrán
construido sobre ese mismo vacío. Cuántos corazones no sentirán curiosidad por
enamorarse, por sentir de un modo más agudo y profundo. En tales ocasiones, me
invade una especie de pasión rebelde. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El frío me trae a la memoria
todas las cosas vacías y tristes del mundo, y tengo que combatirlo con amor: ese sentimiento que rebosa en mi sangre y dentro de mi corazón.<o:p></o:p></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-68131851000084010492015-09-23T00:07:00.001+02:002015-09-23T00:07:09.464+02:00Volar<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirGG_0C3aBCJfvskb6eCmndiy_QNAtN8qVq7A7537Z5sGfM-xOPj3e0cXP1z8j52lee7teKG5j8MFtcvvx5DvRG41PrqGpN4i7iRo1GgcJ1cR21osqbr1LzJXnBNV8xIJRgK2CRqF0XXqi/s1600/dali_02%255B1%255D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirGG_0C3aBCJfvskb6eCmndiy_QNAtN8qVq7A7537Z5sGfM-xOPj3e0cXP1z8j52lee7teKG5j8MFtcvvx5DvRG41PrqGpN4i7iRo1GgcJ1cR21osqbr1LzJXnBNV8xIJRgK2CRqF0XXqi/s1600/dali_02%255B1%255D.jpg" height="240" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
<i>Barco de mariposas</i>, Salvador Dalí</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">es decir ayer<br />es decir hace siglos</span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Alejandra Pizarnik</span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>“Aquí aprendí a volar”</b>, te
confesé mientras me mirabas desde el suelo, embelesado. Nos hallábamos en un
portal de amplias dimensiones, con un techo alto que podía acariciar en
aquellos momentos. De nuevo, se apoderaba de mí esa maravillosa sensación de
paz, la percepción de un equilibrio perfecto que bañaba todo mi universo: el
equilibrio que he perseguido cada minuto de mi vida y que solo he podido hallar
plenamente cuando vuelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Volar es algo así como nadar
en el aire, que ejerce una pequeña resistencia, muy pequeña. El vértigo
habitual desaparece, junto a todas las preocupaciones mundanas. En su lugar, se
extiende por la mente y la sonrisa una misteriosa confianza muy parecida a la
felicidad. Volar es elevarse sobre todo aquello que suele dar miedo, borrarse
las ojeras y comprender que las montañas más escarpadas son leves obstáculos en
tu viaje que, simplemente, te obligarán a volar más alto. Volar es sentir que
no tienen cabida en tus ojos los imposibles.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
En ocasiones, transcurre
demasiado tiempo entre uno y otro vuelo, como si me hubiera olvidado y, de
repente, un día volviera a recordar cómo se hacía. Si lo medito fríamente, no
puedo olvidarme de volar porque jamás he aprendido: desde que tengo memoria, he
sabido hacerlo: nadie me ha enseñado. Lo que ocurre es que, a veces, se me
olvida que siempre he volado. Y un día, simplemente, me acuerdo, y vuelvo a
elevarme en el aire como tantas otras veces y a sentirme en paz conmigo misma.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Siempre que vuelo estoy sola. Lo
hago de forma natural, como si se tratara de un don que únicamente yo poseo. Por
eso, cuando te conocí y me confesaste que sólo te enamorarías de una mujer que
volase –haciendo tuyas aquellas palabras de Oliverio Girondo-, comprendí que al
fin nos habíamos encontrado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mis primeros vuelos los efectuaba
para escapar de las pesadillas y despertar, sana y salva, en mi cama. Ahora, si estoy
despierta, solo puedo volar cuando estoy a tu lado, alcanzando el equilibrio
que siempre había perseguido y que quedaba relegado a mis sueños. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Hoy, he regresado a aquel
portal que visité la otra noche mientras volaba, aquel que quise enseñarte, que formaba parte de mi historia. El portal era mucho más pequeño de lo que
recordaba, tal vez porque los lugares de la infancia adquieren, en la memoria,
dimensiones idealizadas. Tal vez, simplemente, porque yo era más pequeña y el
mundo, igual que las distancias, se volvían inmensos. Allí aprendí a volar, o a
soñar. Al final de las escaleras, he vislumbrado la puerta que tantas veces crucé
cuando el universo avanzaba balanceándose al ritmo del trotecillo alegre con el
que me dirigía al colegio, de la mano de las personas que me vieron volar
entonces y a las que ahora solo puedo hablar en mis sueños. Tal vez, sí aprendí
a volar: tal vez sí me enseñaron. De lo que estoy segura es de que jamás podré
olvidarme…<o:p></o:p></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-8972806699274374852015-09-07T23:06:00.004+02:002015-09-07T23:06:57.487+02:00La Verdad<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-02A707BhJAkWXxIVzwpUNeh54u2Wol7HWRmDreFrYLfLq6klqLkISK5IjJmVjRLARnuRHSToLd6SEJiw7iSP_SRZRf-cEwXU39bgyiYDm4HF_mI_VZl9niDDoIGKKC-0hc__NAN7qFM5/s1600/perro+andaluz-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-02A707BhJAkWXxIVzwpUNeh54u2Wol7HWRmDreFrYLfLq6klqLkISK5IjJmVjRLARnuRHSToLd6SEJiw7iSP_SRZRf-cEwXU39bgyiYDm4HF_mI_VZl9niDDoIGKKC-0hc__NAN7qFM5/s1600/perro+andaluz-1.jpg" height="239" width="320" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: center;">
Fotograma de <i>Un perro andaluz</i> (1929), de Luis Buñuel y Salvador Dalí</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span lang="EN-US">Or were run down by the drunken taxicabs of
Absolute Reality</span> </span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US"><span style="color: #999999;"><b>Allen Ginsberg, </b></span><i><span style="color: #999999;"><b>Howl</b></span><o:p></o:p></i></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>La</i> <i>Verdad</i> puede ser tan
fría y tan hiriente como el más afilado de los cristales. A veces ocurre que la
presentimos de lejos, disfrazada de imágenes subconscientes plagadas de
calaveras o en esos instantes en lo que la rabia nos invade y no queremos a
nadie y somos esos seres a los que nadie quiere. La presentimos, sí; pero es
tan horrible, tan monstruosa, que no nos atrevemos a acercarnos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y huimos. Cerramos los ojos y
estaríamos dispuestos a arrancárnoslos para no ver, para no descubrir <i>la</i> <i>Verdad</i>.
Para no mirarla a la cara y estremecernos y dejar que el mundo de las sombras
nos destroce, que todo lo vivido se convierta en una proyección de imágenes
sobre la pared de una cueva que alguien allá afuera maneja. Alguien llamado <i>la</i> <i>Verdad</i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero no importa, porque todo
tiene un fin, incluso la inocencia. ¿Y qué será de nosotros cuando ya no quede
ni una gota, cuando a pesar de habernos arrancados los ojos todavía podamos
ver, como en la más estremecedora de las pesadillas? En el instante en que
muere la inocencia, el velo de dulces mentiras se deshace para dejar desnudo el
esqueleto árido de <i>la Verdad</i>. Lo veremos
aunque no queramos mirarlo. Perderemos el alma cuando esto ocurra, porque en
realidad nos aferramos a la mentira para seguir creyendo en un mundo bueno,
amable, cuajado de pasados azules y algodonosos. Ese mundo que nos ha
convertido en lo que somos: un cúmulo informe de buenas y malas intenciones, de
sonrisas y llantos, de tantas equivocaciones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sin embargo, una vez herida,
la inocencia no puede recuperarse. Ocurre igual que en un sueño, cuando nos
damos cuenta de que nuestro alrededor no es real y, aunque tratamos de
quedarnos, todo se va disipando a velocidades de vértigo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Un día, simplemente
descubrimos que todo el dolor vivido por no mirar a los ojos a la Verdad no ha
servido de nada. La pesadilla no terminó en ese punto: reside debajo del velo
raído al que no nos atrevemos a volver la mirada. No va a regresar el mundo de
inocencia, ese mundo en el que todo estaba bien. No es lógico seguir huyendo de
algo que ya nos alcanza, que nos cubre con sus tentáculos de sangre, que nos
cierra los paraísos de libertad y niebla que un día imaginamos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y seguimos corriendo porque,
cuando nos detengamos, nos disiparemos como un sueño más, como una mentira,
como una lágrima. <o:p></o:p></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-511159502984276792015-07-25T21:15:00.002+02:002015-07-25T21:15:54.216+02:00Si tú me dices ven<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlHGak-B6Mwo4PU-vPcVZxDe35KAdS5lafgSa53ocW02ppclhUEI-ZkDlrqf-JCskRxnJhzOFjFZfppHWLcPb6xzKquBSD8uj_LO7kyFwX6lBts7nOXXGPNGNv3OR-WKVpkFADhh27iZQ/s1600/damiani_negro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlHGak-B6Mwo4PU-vPcVZxDe35KAdS5lafgSa53ocW02ppclhUEI-ZkDlrqf-JCskRxnJhzOFjFZfppHWLcPb6xzKquBSD8uj_LO7kyFwX6lBts7nOXXGPNGNv3OR-WKVpkFADhh27iZQ/s320/damiani_negro.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;">Como un ave olvidada de la rama nativa<br />A un tiempo poseíste muerte y vida,<br />Sin haber muerto, sin haber vivido. </span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;"><b>Luis Cernuda</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Tenía nombre de bolero y
sonrisa de galán de película de serie B. Se escondía tras el acordeón más
triste de todos los tangos que venían a mi imaginación y a la vez formaba parte
de una suerte de distopía inaccesible para los soñadores caducos como yo. Lo miraba
caminando por oficinas blancas como amaneceres inciertos, siempre rodeado de
gente, sin detenerse. No; no lo miraba. Lo
asesinaba en versos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
¿Cuántos años han pasado? Hoy las
oficinas se derraman por mis mejillas como lágrimas de ciencia-ficción,
imposibles y perfectas, crueles. Hoy, los protagonistas de todos los cuentos
inacabados se levantan contra su autor, con las manos cubiertas de sangre. Los cientos
de futuros abandonados en hojas amarillas se amontonan, uno sobre el otro,
revelándome que, en realidad, no fui yo la asesina. No hay final: jamás hubo
final. Ahora, puedo escribir historias nuevas, modelar personajes con los
dientes azules y los ojos como luces de neón. Pero él permanece vivo detrás de
todos los boleros y yo sigo esperando, esperando para continuar esa letra que
sigue siendo cierta, esa letra que comienza: <b>“Si tú me dices ven…”</b>. </div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-10076035483572302462015-07-02T11:50:00.000+02:002015-07-02T11:52:41.574+02:00Final<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://todoesgracia.files.wordpress.com/2009/11/p1070414.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="180" src="https://todoesgracia.files.wordpress.com/2009/11/p1070414.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">"Blood in my love in the terrible summer" </span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>Jim Morrison</b></span></blockquote>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: white;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: white;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Te he querido tanto. Desde aquellos días de las libélulas
apuñalando los mediodías sangrantes del oeste. Tal vez ni siquiera soñaras con
mi sombra por entonces. Pero estaba allí: detrás de todas las esquinas del
mundo, al borde de cualquier verano o de cualquier precipicio que habitase en
una mirada de soslayo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Dicen que, si pronuncias tres veces la palabra noche delante
de un espejo, te abrasas. Yo me desgarré los ojos para guardar silencio, pero
fue en vano: el Mago del Reloj espiaba mis labios, los manipulaba, me acunaba
despacio mientras de mis sienes brotaban flores blancas de adelfa. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Era como un ritual tétrico, vacío y extravagante,
extrañamente dulce para la conciencia de un poeta próximo al suicidio (pero yo
jamás lo he sido). ¿Recuerdas mi corazón incendiándose? Lo salvaste. <i>Me </i>salvaste. Y después.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después llegó la lluvia.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
NOCHE. <span style="font-size: large;">NOCHE</span> <span style="font-size: x-large;">N O C
H E…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>(Y todas las luces se
apagaron.)<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>…<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>…………………………………<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¡Miss X, Miss X! ¿Dónde está? Todavía me acuerdo de sus
labios, de su melena rubia arrebatada por el fuego. Tenía veinte años, los
mismos que yo cuando se deshizo el verano. Pero yo jamás lo he sido.<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Miss X halló su nombre extraviado al fondo de una nube,
dentro del mar, una noche de julio. Había islas amarillas que la acorralaban.
La encontraste con un velo en los ojos y entonces. Entonces…<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entonces amaneció.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: x-large;">N O </span><span style="font-size: large;">O
C</span> <span style="font-size: large;">H E.</span> Nochenoche</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
………………………………..</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Así terminaba el hechizo en cada albada. Se me enredaba el
cabello con las aguas del lago donde flotó Ofelia, encantada. Hasta que un día,
todas las libélulas se aliaron con mi sombra para desvanecerla en luz. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hoy vislumbro las sendas del futuro disueltas en niebla. <a href="https://www.blogger.com/null" name="_GoBack"></a>Hay sangre que se desborda en oleadas sobre la ciudad, sobre
mi corazón, que se ha ennegrecido al paso de las desilusiones, y aquel verano
terrible predicho por Jim Morrison cobra su sentido, sus variaciones ciertas:
una feroz tristeza que me abrasa el corazón antes de marcharme para siempre. Porque
aquel silencio sólo fue una máscara: en realidad, yo también pronuncié esas
palabras disparando a la superficie del espejo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A veces el adiós es la última estación en la que todos nos
bajamos. Y este es solo un final premeditado…</div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-21713481343228658202015-06-24T01:09:00.003+02:002015-06-24T01:09:45.178+02:00Derecho al naufragio<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.berndnaut.nl/images/nimbus3.1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.berndnaut.nl/images/nimbus3.1.jpg" height="214" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
"Nimbus", Berndnaut</div>
<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Estoy cansado del estar
cansado.<br /><b>(Luis Cernuda)</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span style="color: white;">.</span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De nada sirve llorar, y jamás
tus motivos serán lo suficientemente justificables para hacerlo. Pero a veces
cuesta ignorar que el viento es muy alto y que la barca donde bogan tus sueños
está construida con materiales demasiado frágiles, demasiado vulnerables ante
la feroz melancolía.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y te cansas de estar cansada,
como el poeta. En esos instantes, el látigo de la realidad se agita, impasible,
sobre todos los azules del mundo, que tienen una triste y perversa tendencia a
desvanecerse. Sin embargo, la oscuridad nunca se marcha. Los colores sombríos
solo son eclipsados momentáneamente por la luz, pero siempre perviven de manera
latente. Las nubes los atraen. A veces, no son necesarios motivos concretos
para que la barca comience a zozobrar. Para que las fuerzas te abandonen y
sueltes el cabo que hasta entonces habías sujetado con la ilusión de que un día
el viento dejara de perseguir tu frágil embarcación. Y ya dijo Ángel González que
las ilusiones están hechas con materiales muy poco consistentes.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Es el precio de la utopía, la
otra cara del idealismo. No tienes derecho a la tristeza: posees tantas razones
por las que sentirte dichosa… Pero a veces. A veces. Esas veces en las que
sientes que tu sombra podría envolver a cualquiera que te mirase a los ojos,
arrastrándolo a tu naufragio.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No; no tienes derecho a la desesperanza.
Pero lo bueno de ésta es que siempre se acaban marchando las nubes y entonces
descubres que las personas tenemos algo de aves fénix y de repente eres
consciente de que, en realidad, no llegaste a soltar del todo el cabo que
mantenía atado tu sueño. Y te repites aquellas palabras que dijo Escarlata O’Hara
después de que su mundo se desmoronase: “Mañana será otro día”.</div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-3361990503256560482015-06-17T00:02:00.001+02:002015-06-17T00:03:18.253+02:00Summer in blue<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlEwZe88OEAQZd6LEXgTQsxsMjXpa-LjuXDIfuTHjfHuWCdarFSbBrwL6eX4Y7tLnI30aMvlzcwWDzgC4AFXmJPhx1aWPTNqCdqkHLYSq_i4GJivZEDeUBdmsz3OFL9FI1MjjtRcMMJ1BL/s1600/Oia+Windmills-Santorini-Italia-Italy-1920x1200.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlEwZe88OEAQZd6LEXgTQsxsMjXpa-LjuXDIfuTHjfHuWCdarFSbBrwL6eX4Y7tLnI30aMvlzcwWDzgC4AFXmJPhx1aWPTNqCdqkHLYSq_i4GJivZEDeUBdmsz3OFL9FI1MjjtRcMMJ1BL/s1600/Oia+Windmills-Santorini-Italia-Italy-1920x1200.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
Santorini (Grecia)</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span lang="EN-US">I love you, the best…</span></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span lang="EN-US">Better than all the rest</span></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span lang="EN-US">that I meet in the summer,</span></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span lang="EN-US">indian summer…</span><span lang="EN-US"> </span></span></blockquote>
<br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><span lang="EN-US"><b>Jim Morrison</b></span></span></blockquote>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Anochecía dentro de un mojito
de Huertas. El aire olía a verano y yo llevaba unas sandalias altas, demasiado
altas para resultar cómodas. Escucho un tintineo de copas y una música alegre y
comercial que no acababa de ajustarse a mis oídos. Revivo aquellas sensaciones
sin recordar quién me acompañaba: tal vez se trate de un recuerdo fingido que
enmascara mi hambre voraz de verano. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Porque el verano es esa
estación azul en la que todo se hace posible, aunque a veces los
acontecimientos se asemejen mucho a los sueños y terminen antes de abrir los
ojos y acostumbrarse a su realidad: septiembre difumina sus bordes y siempre
nos acaba devorando.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Recuerdo aquel verano de 2009.
El aire de Estambul me envolvió en su magia infinita y olorosa de especias,
situando mi vida en el umbral de la incertidumbre y de los corazones
zozobrantes que habría de engullirme en todos los veranos posteriores. Yo era
muy niña y no sabía que un beso puede ser también una esponja viscosa que
absorbe la dulzura de todos los cuentos con los que nos durmieron en días
remotos como golondrinas evaporadas. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El siguiente fue un verano con
olor a tormenta. Seguía siendo muy niña y, sin embargo, ya tenía el pecho
sobresaltado de emociones. Creía que el azul me había abandonado y, sin
embargo, regresó en forma de islas griegas, con acordes italianos, que se morían
al atardecer en ondas añiles. Amores tan platónicos que se quedaron a vivir en
mis versos, amenazando con no marcharse jamás, que todavía a veces encuentro,
ya borrosos y frágiles, separados de lo real.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Otro año, me desdibujé por las
anchas avenidas de un París de bohemias extraviadas y me perdí por el laberinto
del País de las Maravillas sin poder encontrarme. Tal vez por eso acabé
saltando al vacío en los veranos posteriores, creyendo en la combustión
inevitable de todas las estrellas, ennegreciendo los azules de mi pecho… hasta
volver a encontrarlos intactos una noche imprevisible de julio en la que
regresaron todos los cuentos borrados por los besos que no debieron ser. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Este año, el frío empaña las
primeras esquinas del verano. Pero acabará llegando en su disfraz añil, dulcificando
nuestros huesos y perfumando los aires de vestidos blancos. Qué nuevas
aventuras nos aguardan en los campos sinuosos de julio, rastrillados de luceros…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US">
</span></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Me quedaría a vivir en alguna
tarde de verano infinita, en ese momento en el que luchan en el horizonte los
celestes y los lilas y la vida parece suave, muy sencilla, ligera como los
vestidos blancos, fría como la arena de la playa al anochecer. Se para el
tiempo y naufraga lentamente, y en los restos de sol hallo valses caídos que apagan en silencio el miedo.</div>
<br />
<br />Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-92156436475770536752015-05-18T01:55:00.001+02:002015-05-18T01:55:07.549+02:00Las heridas del sol<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://ciahistoria.files.wordpress.com/2015/03/boulevard-montmartre-de-noche-camille-pissarro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="264" src="https://ciahistoria.files.wordpress.com/2015/03/boulevard-montmartre-de-noche-camille-pissarro.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
"Boulevard Montmartre la nuit", Camille Pissarro</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;">La noche, la noche deslumbrante<br />que junto a las esquinas retuerce sus caderas,<br />aguardando, quién sabe,<br />como yo, como todos. </span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;"><b>Luis Cernuda</b></span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
<b><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
<b><o:p></o:p></b></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<b><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="color: white;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La noche. La noche con su interminable desfile de recuerdos
enquistados caminando sobre el telón de fondo del verano madrileño. Escuchas el
sonido de una ambulancia y eso te hace estremecerte, aunque la temperatura de
tu habitación debe de ser cercana a los treinta grados. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A veces solo necesitamos unas palabras, una pasión
desmedida, una estrella en combustión. Alguien que rompa la tristeza en mil
pedazos, que ascenderán como polvo estelar al firmamento de las cosas que no
son. Necesitamos saber que hay algo más, un algo incorruptible y preciso que
nos envuelva. Pero el teléfono permanece dormido y la noche prosigue con su
desfile suave, inacabable. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mañana el sol tendrá una herida nueva y nadie se percatará
de ello. Quisieras que supiesen leerte entre líneas cuando la frustración te
lleva a decir lo que en verdad no deseas para no alterar el guión que imaginariamente
has trazado en tu pensamiento, sin comprender que eres la única directora de
esta película y que los argumentos se van modificando a medida que se escriben.
Y las conversaciones perdidas vomitan las palabras nunca dichas, que se van a
morir, como polvo estelar, al cielo de las cosas que no fueron. <i>No, no es el amor quien muere...<o:p></o:p></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-69492705726179516422015-05-10T22:52:00.000+02:002015-05-10T22:52:30.801+02:00De Danubios y valses<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.cruceroclick.com/admin/archivos/Image/CRUCEROS%20FLUVIALES/FLUVIALES%20PANAVISION/MS%20Flamenco/DANUBIO%20Budapest%20NOCHE.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.cruceroclick.com/admin/archivos/Image/CRUCEROS%20FLUVIALES/FLUVIALES%20PANAVISION/MS%20Flamenco/DANUBIO%20Budapest%20NOCHE.jpg" height="165" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
Río Danubio, Budapest (Hungría)</div>
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;">"Toma este vals que se muere en mis brazos."</span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;"><b>F. G. L.</b></span></blockquote>
<br />
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Nada más conocerlo, ella le
contó una leyenda que había escuchado hacía varios años, cuando viajó a
Budapest. Según dicha historia, las aguas del río que pasaba por la ciudad, el
Danubio, solo eran azules para aquellas almas que se hallaran perdidamente
enamoradas. Cuando la escuchó por primera vez, ella solo era una niña difuminada
de valses. Jamás había regresado a Budapest y ni siquiera recordaba el color de
las aguas del Danubio mientras le narraba la leyenda a aquel muchacho de jabón
y canela que la miraba, desconcertado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Meses más tarde, ambos
continuaban discutiendo acerca del color de los ojos de él. Él estaba empeñado
en que eran verdes, mientras que ella los veía definitivamente azules. Puede que Strauss tuviera la culpa de aquel insólito desacuerdo o tal vez el Danubio, o
la leyenda, se hubieran derramado sobre sus miradas. Quizás él no había comprendido
aún que el azul es el color que baña el techo de los sueños, la tierra donde
germinan las promesas y las llanuras de los relojes detenidos, el fuego de las
estrellas fugaces y el aire que respira la ilusión. Todos los cisnes y los palacios
deshabitados se ocultaban en el azul. Y por fin ella había descubierto el
escondite. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>Para tus ojos de Danubio enamorado.<o:p></o:p></i></div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-30267709124704268412015-04-29T16:00:00.001+02:002015-04-29T16:01:10.409+02:00Ser o existir<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.pasionfotografica.com/wp-content/uploads/2014/04/chema-madoz-2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.pasionfotografica.com/wp-content/uploads/2014/04/chema-madoz-2.jpg" height="224" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
Fotografía de Chema Madoz</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><br />¿Por qué tu visión
fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?<br /><o:p> </o:p></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>Alejandra Pizarnik</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Hoy no existes, pero te he
seguido por las galerías irreconocibles del tiempo y te he encontrado apoyado
en una pared, como declaraste que jamás estarías. El viento de las cosas que no
son agita tus rizos castaños, esos rizos que resultan inoportunos en medio de
tu belleza anodina que, sin embargo, ejercía un magnetismo suave y constante
sobre aquellos que se paraban a mirarlo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Estúpido, arrogante,
insensible; te ríes con esa carcajada rota, esa voz aguardentosa que se te
queda demasiado grande, ese timbre capaz de producir revoluciones dentro de
aquellos que se detenían a escucharlo. No en mí, desde luego. No ahora.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No; yo vengo desde un túnel
invisible coronado de futuros. Allí no existes, ni siquiera como recuerdo.
Existe algo parecido a ti: algo que tiene tus mismos rizos salvajes, tu misma
voz rota, unos ojos castaños, ridículamente comunes y desestabilizadores,
idénticos a aquellos que no solía mirar.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y te llamo: “¡Teo!”. Te llamo
porque quiero reírme de tu expresión cuando me veas llegar como una mariposa
suelta que dejó de ser crisálida, oruga o sueño. Pero no me respondes; ni
siquiera me escuchas, y eso es porque, en realidad, no existes, y yo me alegro,
me río con una carcajada rota y sigo contemplándote, apoyado en esa pared,
ignorando tu propio patetismo, con tu cuerpo frágil de adolescente deshecho. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
“Teo”.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No quiero que me respondas:
esa es la verdad. Ni quiero seguir allí, en ese instante, porque calculo que,
dentro de unos segundos, saldré de la tienda y me daré de bruces contigo, y me
quedaré apoyada en la pared, tratando de no mirarte, y entonces tú te reirás
por lo ridículo de mi postura y me dirás que jamás te apoyarías en la pared de
esa forma tan estúpida. Y mi cuerpo tierno de adolescente difuminada se
encogerá imperceptiblemente, como si quisiera replegarse dentro de sí mismo.
Era otro tiempo, una época en la que <i>eras</i>.
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero tampoco entonces
respondiste nunca cuando te llamaba. Aunque, en realidad, jamás te llamé. Tal
vez fuera esa la razón por la que…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
“Teo”. Pronuncio tu nombre en
voz alta y se rompe un antiguo maleficio. Y me invaden unas ganas repentinas de
volver al presente, pero, desde luego, no para buscarte allí. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al fin y al cabo, no existes. Y yo ahora <i>soy</i>. </div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-68304951465816034002015-04-10T15:36:00.005+02:002015-04-10T15:37:35.840+02:00El sueño<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggEL2s6DIZeShyphenhyphenZwJ62P7KUDHKDFdHSI4WZem4D5ST1YgnH6iBAisyBGS8bOEr1PtnzIRRxgxditLiX2XB-xb0kJ9RIUmoeMQHDG7oAU7OHnqmnAy9GvzV4fWVdqIFKVd-FKzO-tOyqL0/s1600/El-sue%C3%B1o-de-la-raz%C3%B3n.-Goya.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggEL2s6DIZeShyphenhyphenZwJ62P7KUDHKDFdHSI4WZem4D5ST1YgnH6iBAisyBGS8bOEr1PtnzIRRxgxditLiX2XB-xb0kJ9RIUmoeMQHDG7oAU7OHnqmnAy9GvzV4fWVdqIFKVd-FKzO-tOyqL0/s1600/El-sue%C3%B1o-de-la-raz%C3%B3n.-Goya.jpg" height="286" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: center;">
"El sueño de la razón produce monstruos", Francisco de Goya</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Que en las almenas grita,
muerto, alguien<br /> que yo toqué, dormido, en un
espejo,<br /> que yo, mudo, le dije...<br /> No sé.<br /> Explicádmelo.</span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>Rafael Alberti</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>Me despertó una pequeña
rasgadura: algo así como el roce levísimo de un objeto punzante sobre una tela.
Abrí los ojos. Una figura estaba de pie junto a mi cama y se reía quedamente. Su
rostro permanecía en penumbra, pero la débil franja de luz que emergía del
hueco de la persiana me permitía vislumbrar el reluciente cuchillo que portaba
en una mano. Traté de escapar, pero me hallaba detenida por una misteriosa y
terrorífica parálisis. Mis cuerdas vocales tampoco respondían. Sin que pudiera
evitarlo, la figura avanzó y esgrimió el cuchillo contra mi cuerpo, asestándome
tres puñaladas en el vientre. El dolor comenzaba a nublarme los pocos sentidos
que conservaba, pero tuve tiempo para contemplar cómo aquella persona
depositaba el cuchillo, manchado de sangre, sobre mi mesilla de noche. Entonces,
inclinó el rostro sobre la franja de luz que proyectaba la ventana y pude
distinguir sus facciones. </i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i>Era yo misma, pero con una sonrisa
capaz de detener el pulso del mismísimo Diablo.</i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<i><span style="color: white;">.</span></i></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Abrí los ojos. La pesadilla
había resultado tan vívida que hubiera podido jurar que el dolor era real. En mi
dormitorio no había ni rastro de aquel clon maligno, aquel demonio que tenía mi
misma cara. La luz de la luna emergía del hueco de la persiana. Tenía una sed
terrible. Cuando fui a incorporarme, noté que había un objeto reluciente sobre
la mesilla de noche. El cuchillo ensangrentado.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Fue entonces cuando me di
cuenta de que el colchón estaba húmedo, y de aquel dolor punzante que se
extendía por todo mi cuerpo, por mi cordura…</div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-60731206911485181542015-04-08T13:31:00.004+02:002015-04-08T13:32:17.140+02:00El paraguas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnBdedciFTytBOrt4_Fym3ZXJaHb5q4DA_lv6LLDOXoV5bRzhymf5V3R42UUC6tt6rxunVNFGDV2op8D7_EZBpzSGHcCRdhPhC_GnHGAGapW3Khmr_ak2ZJ0lpmf2sEu0cTonyXax9ppg/s1600/purple_umbrella_by_lorienzeren.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnBdedciFTytBOrt4_Fym3ZXJaHb5q4DA_lv6LLDOXoV5bRzhymf5V3R42UUC6tt6rxunVNFGDV2op8D7_EZBpzSGHcCRdhPhC_GnHGAGapW3Khmr_ak2ZJ0lpmf2sEu0cTonyXax9ppg/s1600/purple_umbrella_by_lorienzeren.jpg" height="213" width="320" /></a></div>
<br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Es un cuerpo vacío;<br />Vacío como pampa, como mar,
como viento,<br />Desiertos tan amargos bajo un
cielo implacable.</span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>Luis Cernuda</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Hay veces en las que nos
asaltan intuiciones inexplicables que, sin embargo, siempre resultan acertadas.
A menudo, el mero planteamiento parece un absurdo, pero existe un entramado más
profundo y complejo, latente, palpitando bajo la corteza de lo anecdótico. Algo
así tuve ocasión de experimentar hace unos días, y todavía no consigo vislumbrar
el proceso lógico que se oculta tras estos hechos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Era una tarde gris perdida en
una ciudad aún más gris. Alisa, concentrada y taciturna, me guiaba por las
calles mojadas de lluvia, hasta que entramos en unos grandes almacenes
asiáticos. Mi amiga tenía un ataque de
gula feroz y comenzó a arramplar con todas las golosinas que se cruzaban a su
paso, incitándome para que yo hiciera lo mismo y así pudiéramos degustarlas
juntas más tarde, viendo una película en su casa. Mi presupuesto era limitado y
no conseguía decidirme entre una bolsa de patatas o una de caramelos y demás
chucherías. ¿Chocolatinas? ¿Helado? Entonces lo vi.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Estaba plegado sobre un
mostrador, reluciente y anhelante, de un rosa chicle endemoniadamente perfecto,
con caras de <i>Hello Kitty</i> dibujadas
sobre la tela. Un paraguas. Un paraguas ideal, según podía apreciar. Hacía ya
muchos meses que había perdido mi último paraguas, que me había acompañado
durante doce años desde que una compañera de clase me lo regalara en mi
duodécimo cumpleaños. Era verde y su destino final había sido una cafetería
donde me lo dejé olvidado, confirmando mi despiste crónico. La larga
convivencia con aquel paraguas verde resultó casi perfecta. Y digo “casi”
porque le fallaba el color. Era un verde chillón, liso, demasiado simple. Desde
siempre, he sido muy perfeccionista en cuestión de paraguas. Jamás me sentí
totalmente satisfecha con el verde, así que intenté sustituirlo en alguna
ocasión, pero nunca resultó. Todavía recuerdo aquel paraguas rojo, tan bonito,
que me arrancó el viento una tarde paseando por la Gran Vía, con tan mala
suerte que un coche lo atropelló…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Pero no nos desviemos de la
historia. El caso es que, como he dicho, soy muy perfeccionista en cuestión de
paraguas y, desde que perdiera el último, no he encontrado todavía uno que me
satisfaga por completo hasta el punto de decidirme a comprarlo, y sobrevivo con
paraguas peregrinos, pasajeros, que me llenan de desazón, porque siempre fallan
en algún punto que considero crucial, como el color, el estampado o el hecho de
no tener un sistema de apertura automático –el famoso botoncito, gracias al
cual una no se pilla los dedos-. Por eso, cuando vi aquel paraguas rosa, con
caras de <i>Hello Kitty</i> y apertura
automática, experimenté una creciente euforia que poco a poco me envolvía. Mi corazón
me gritaba que aquel era el Paraguas. Sin embargo -y aquí entramos en el
terreno inconcreto e inexplicable de las intuiciones que señalaba al comienzo
de este relato- otro sentimiento, más sombrío y profundo, me ponía en alerta,
como si en aquel objeto existiera también algo siniestro.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Ignorando la intuición, decidí
gastarme todo el dinero que llevaba en el paraguas rosa, abandonando de paso el
plan de golosinas y películas que me ofrecía Alisa. Realmente, <i>necesitaba</i> ese paraguas: poseerlo se
había convertido, en cuestión de minutos, en una auténtica obsesión. En cuanto
fue mío, regresé a casa, guiada por una fuerza inexplicable. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Lo primero que hice fue
enseñárselo a mi madre, muy orgullosa de mi nueva adquisición. Ella, sin
embargo, lo abrió y cerró varias veces y, de repente, hizo algo que no me
esperaba: le retiró una capa de tela, descubriendo que aquel rosa con caras de <i>Hello Kitty </i>no era más que una funda. El
verdadero color del paraguas era un tono violáceo, liso, sin rastro de
estampado ni de detalle alguno. Mi madre lo abrió de nuevo y me dijo, con su
habitual sinceridad:</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-¿De verdad te has gastado todo
ese dinero en esto? No me gusta nada.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Guardé silencio, porque
empezaba a darme cuenta de que a mí tampoco me gustaba. ¿Por qué lo habría
comprado? Lo cierto es que el nuevo color me resultaba horrible, y me podría
haber dado cuenta del detalle de la funda. Además, continuaba teniendo aquella
extraña sensación de alerta.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Abandoné el paraguas en la cocina. A la mañana
siguiente, lucía un sol magnífico y no necesité llevarlo conmigo al trabajo. De
regreso a casa, la cocina estaba iluminada por la luz de la tarde y el paraguas
morado permanecía abierto sobre la mesa. Junto a él, mi madre caminaba de un
lado a otro. Llevaba puesto un vestido blanco y había en su figura algo etéreo
e irreal. No le distinguí el rostro en ningún momento. Una punzada de miedo
golpeó mi corazón, y atravesé rápidamente el pasillo, llamando a voces a mi
madre. Salió de su dormitorio, con pantalones vaqueros y una chaqueta negra.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-¿Se puede saber qué pasa,
hija?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La arrastré hasta mi
habitación, mirándola con terror.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-Mamá, hace dos minutos
estabas en la cocina con un vestido blanco que nunca te he visto.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-Qué va, ¡pero si no he pisado
la cocina desde hace una hora!</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Su confesión se vio
interrumpida por unos fuertes ruidos provenientes del pasillo. Me quedé en
tensión, notando retumbarme el corazón en las paredes del pecho. Cuando volví a
mirar a mi madre, se había convertido en gato, pero eso, por algún motivo, no
me extrañó. De repente, por la puerta de mi habitación vi pasar a mi madre, a
mi <i>falsa</i> madre, con aquel vestido
blanco y portando entre sus manos el paraguas. Miré a mi verdadera madre-gata,
y ella abrió mucho los ojos, indicándome que también la había visto y que se
encontraba tan aterrorizada como yo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Cogiendo entre los brazos a mi
madre-gata, crucé el pasillo y llegué hasta la puerta principal. Iba a abrirla
para escapar cuando, de improviso, salió mi padre del salón y nos miró, de hito
en hito. Por el pasillo ya avanzaba aquella sombra blanca que se parecía a mi
madre. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
-Papá, este gato es mamá, y
ella, ella…</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Se me quebraba la voz. La notaba
pastosa y pesada, como una rueda de carro encallada en el barro. Me había
quedado paralizada: no conseguía hablar ni moverme. Mi padre y mi falsa madre
también se habían detenido. Y yo sabía que todo, todo aquello estaba ocurriendo
por culpa del paraguas y por mi terrible decisión de no hacer caso a las
intuiciones…</div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-85188845482568500402015-03-16T00:32:00.001+01:002015-03-16T00:32:15.372+01:00Viajes<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXFkxtSyMz_U0y9jDO_16Unty7_6hHcJjpCJ3DjwtIw8m5DI5uK9KfTfvsJOVj_scFOMjS-Ms3NtPYVjuvsktZqKndX9rqA3xBcCJDNWJZAFF0WEuviUZl4xFczmRXOcwxpJimHIycO7U/s1600/la_persistencia_de_la_memoria.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXFkxtSyMz_U0y9jDO_16Unty7_6hHcJjpCJ3DjwtIw8m5DI5uK9KfTfvsJOVj_scFOMjS-Ms3NtPYVjuvsktZqKndX9rqA3xBcCJDNWJZAFF0WEuviUZl4xFczmRXOcwxpJimHIycO7U/s1600/la_persistencia_de_la_memoria.jpg" height="245" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
"La persistencia de la memoria", Salvador Dalí</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">No sé si fue ayer tarde o fue pasado mañana, no sé si es que a sabiendas me equivoco, si todo ha sucedido hace ya tiempo o va a ocurrir después de recordarlo. </span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>José Manuel Caballero Bonald</b></span></blockquote>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>I.</b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Las historias inconclusas nos
susurran por la noche, cuando el universo duerme y la conciencia atraviesa los
poros de nuestra imaginación. Nos llaman y tratan de aferrarse a la piel y
dibujan en el aire tuberías imposibles que conducen a puertas que llegan a
realidades alternativas, custodiadas por unas palabras nunca dichas. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y nos lanzamos por esas
tuberías, como toboganes sin fondo, como melodías que no se llegaron a
componer, y trazamos personajes y vestimos nuestra figura de ropajes distintos,
de colores desconocidos, de sabores exóticos. La mente viaja a velocidades de relámpago
inventando, reconstruyendo, modificando recuerdos. Nos remontamos más y más
lejos.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Y después regresamos de
repente y la sonrisa de la realidad parece menos cierta.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>II.</b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Hay una habitación vacía que
se llama futuro. Cada noche me atrevo a visitarla y me encuentro con tantas
personas distintas que dicen ser yo que debo cerrar los ojos y regresar a mi
presente muy despacio, sigilosamente, por miedo a que me destapen el alma y se
queden a vivir en mí para siempre.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al fondo de la habitación hay
una ventana y bajo ella una niña que no tendría que estar allí. No es su época
ni es su realidad y sin embargo me mira con picardía y me susurra que todo es
imposible y que esa habitación jamás existirá.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<b>III. </b></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No comprendo por qué siempre
esta huida. Por qué siempre la canción antigua o la nueva melodía sin
pentagrama. Por qué no quedarme y mirar el sol, dejar quietas mis manos y
permitir que mis cabellos crezcan a su ritmo, sin calendarios acelerados y sin
relojes inversos. Este es el mundo y este es el firmamento que me vigila.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Esta es la sonrisa del tiempo,
luciendo sola para mí. Pero tiene en sus bordes promesas de días luminosos que
se parecen a otros que ya fueron o, más bien, que soñaron con ser. Y otra vez
me remonto a la huida y adelanto las evasiones inconclusas por el mero hecho de
resultar desconocidas.</div>
<br />Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-85422523659713314772015-02-18T23:55:00.003+01:002015-02-18T23:55:50.171+01:00El equilibrio<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiks2khORIT58lw4Do40w6CWBdu3iIkLy1nG2OQXq6Za0V03_1jS8y-Zo1D2JPHVzuTmdi81dkkBo1SoQQsigYjkXiVyIQv9Ulq3MoBYvLWSJi3a4mGKmjDXFU-A8RvSmkE_ovxcI2AH-s/s1600/11-Preciado-Al-ras-de-suelo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiks2khORIT58lw4Do40w6CWBdu3iIkLy1nG2OQXq6Za0V03_1jS8y-Zo1D2JPHVzuTmdi81dkkBo1SoQQsigYjkXiVyIQv9Ulq3MoBYvLWSJi3a4mGKmjDXFU-A8RvSmkE_ovxcI2AH-s/s1600/11-Preciado-Al-ras-de-suelo.jpg" height="179" width="320" /></a></div>
<br />
<div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Paseaba con un dejo de azucena que piensa,<br />casi de pájaro que sabe que ha de nacer. </span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>Rafael Alberti</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Es lo opuesto al miedo. Es el
caminar por las calles del invierno sintiendo bailar el alma, sonreír las cosas
más vulgares, como la luz de un semáforo o el envoltorio vacío de un caramelo
que el viento juega a deslizar sobre la acera. Junto a él pasan centenares de
piernas ciegas, de historias ajenas. Ninguna lo comprende. Hay una especie de
intimidad entre tú y ese envoltorio ignorado y te sumerges en ella, brillando
por dentro más que los guiños luminosos del semáforo.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
He pasado toda mi vida
buscando <i>el equilibrio</i>. Hubo un tiempo en el que olvidé cómo bailar y la calle
era un nido enemigo, un campo de minas. Estudiaba los rostros con ansiedad,
huyendo, ignorando los centenares de envoltorios de caramelos que cruzaban la
acera bajo mis piernas, empujados por el viento. Mi alma estaba desordenada y
naufragaba cada día, cada hora, cada microsegundo en el miedo. En el terrible
miedo que todo lo marchita.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Fue necesario hundirme muy
profundo para volver a despertar después de la tormenta. Entonces, el mundo se
vestía de colores nuevos y hasta me parecía saborear el olor que deja la lluvia
en el viento. El mismo viento que juega a deslizar los envoltorios ignorados.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El equilibrio no es
equivalente a la perfección. La vida me parece un puzle en el que siempre queda
una pieza, o varias, por encajar, y después de construir una parte, hay otra
que se desmorona. Algo que falla. Pero eso no es <i>el equilibrio</i>.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Mi vida dista mucho de ser un
puzle completo. Sin embargo, hoy puedo pasear por el invierno sin mirar cada
rostro con el que me cruzo; perdiéndome en el suelo, o en el cielo, porque los
envoltorios vacíos de caramelos comparten una misteriosa afinidad con las
estrellas que los atardeceres desperdigan por el firmamento. Puedo sonreír y
experimentar una indiferencia absoluta ante el hecho de que los transeúntes se
fijen o no en mi sonrisa, me tomen por una loca o por la más encantadora de las
criaturas. La sonrisa no es para ellos: es para mi alma, para los envoltorios o
las estrellas. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Hay incluso una clase más
elevada de <i>equilibrio</i>: la que se encuentra en un abrazo. No en un abrazo
cualquiera, desde luego, sino en el de alguien que pueda comprender con
naturalidad tu misteriosa afinidad con los semáforos, los envoltorios
abandonados o los astros. Y eso, más que cualquier otra cosa, constituye el tan
añorado <i>equilibrio</i>.</div>
</div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-60876567232591464922015-01-28T01:07:00.001+01:002015-01-28T01:09:03.408+01:00Poemise<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqKiEenw2foAUfm0gEDOyxjlldUo3Z6P4xm7sTEZy_gg87o_rgnubPup89NFbirFRHQFffXIRq5NQTTz5o8B6rqkv5-SQUr0sTbFqYW9p8i6kqdWaYJShG903SSOlUymIurmFAuV3Zjek/s1600/escalera-caracol.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqKiEenw2foAUfm0gEDOyxjlldUo3Z6P4xm7sTEZy_gg87o_rgnubPup89NFbirFRHQFffXIRq5NQTTz5o8B6rqkv5-SQUr0sTbFqYW9p8i6kqdWaYJShG903SSOlUymIurmFAuV3Zjek/s1600/escalera-caracol.jpg" height="212" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="color: #999999;">Un sueño sin faroles y una
humedad de olvidos, </span> </div>
</blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="color: #999999;">pisados por un nombre y una
sombra. </span> </div>
</blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="color: #999999;">No sé si por un nombre o muchos
nombres, <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="color: #999999;">si por una sombra o muchas
sombras. </span></div>
</blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<div class="MsoNoSpacing">
<span style="color: #999999;">Reveládmelo.</span></div>
</blockquote>
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #999999;"><b>Rafael Alberti </b></span></blockquote>
<span style="color: white;">. </span><br />
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
</blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Al principio, no fui capaz de
recordar el nombre. Me llevabas de la mano por aquella escalera de caracol que
conducía a ninguna parte. En el primer piso, un hombre manipulaba un cerebro, y
te asombraste tanto como yo. “Está creando vida”, dijiste, “este será el
comienzo del fin”.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
El fantasma de una niña
ataviada con un vestido azul deambulaba por los pasillos, su afilada sombra
espiando nuestro silencio. Pero no soltaste mi mano en ningún momento. Recorrimos
no sé cuántas habitaciones. Nuestra única misión era escapar, salir intactos de
aquel lugar, distorsionando azules. Pasaron tantas cosas que no recuerdo. Pero
al regresar al primer piso, el cerebro ya era una cabeza humana. Una cabeza con
sus facciones perfectamente definidas, demasiado deslumbrantes, tal vez; pero
que nos miraba: nos miraba con fijeza y una extraña e inquietante sabiduría. “Está creando vida”.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Sí, estaba creando vida, o
deshaciéndola. Teníamos que parar aquello. Era vida, pero vida vacía. De gente
que no llora, de mariposas muertas. De mundos sin lágrimas, eternamente áridos,
como desiertos en mitad de una mirada colonizada por la pupila. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
De repente, comprendí que
conocía aquella casa. La había visto en una película titulada <i>Poemise</i>. El nombre llegó a mi memoria
igual que una ráfaga de viento arañando las esquinas del cielo. <i>Poemise</i>. Sabía lo que vendría ahora. Tú me
llevabas de la mano por aquella escalera; bajábamos y atravesábamos el
vestíbulo con el fantasma de la niña azul pisando nuestras huellas. Al salir al
jardín, pasando por debajo de un arco, supe que nos la encontraríamos cara a
cara. Tú también lo sabías, pero creías que yo no. Y yo no podía decirte que
aquello formaba parte de una película. Que en ese momento estábamos en la
película. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Allí estaba el fantasma de la
niña, con su vestido azul y una nebulosa cubriendo su rostro. No te asustaste,
como si la hubieras visto en demasiadas ocasiones, y yo fingí asustarme para
que no sospecharas. Grité de forma estúpida y el paisaje se desvaneció a
nuestro alrededor. <i>Poemise</i>.
¿Formarías también parte del decorado?</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
No; porque habías salido de la
casa, del jardín, y seguías sujetando mi mano. No importaba que no te hubieras
asustado. La misión estaba cumplida, aunque no puedo recordar cómo la
cumplimos. Nos encontrábamos en un inmenso aparcamiento de coches voladores: tú
tendrías que coger uno y yo otro: nos marcharíamos en direcciones opuestas. La pesadilla
había terminado, pero eso implicaba tener que soltarte la mano.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Por primera vez, deseé
regresar a <i>Poemise</i>. </div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8292729928228099530.post-24653069161357877612015-01-26T02:02:00.002+01:002015-01-26T02:02:42.944+01:00Selene<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju3_0Zgjkqg0Xo4cngmRCX6cFuuS89Rr2nKQhyphenhyphenhFKusAEeqfrRpV8ZszMXf1dVNNIwtg4IdEXwPWWPv1aeMDeKiL51R0yVGIyZEFW9GKyfgrkxRlSD6xzbRfgE-0gXD9YtnfPulvC7GTk/s1600/luna-llena.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju3_0Zgjkqg0Xo4cngmRCX6cFuuS89Rr2nKQhyphenhyphenhFKusAEeqfrRpV8ZszMXf1dVNNIwtg4IdEXwPWWPv1aeMDeKiL51R0yVGIyZEFW9GKyfgrkxRlSD6xzbRfgE-0gXD9YtnfPulvC7GTk/s1600/luna-llena.jpg" height="179" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;">Y si te vas, me voy por los tejados<br />como un gato sin dueño. </span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="color: #999999;"><b>Joaquín Sabina</b></span></blockquote>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La luna es un lugar de la
noche en el que se refugian los ojos de los melancólicos, de los soñadores con
alardes de poetas que bucean por su tristeza sin esgrimir un motivo lo
suficientemente cierto. Pero tan fiero, tan intenso. </div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Tanto hablar de poesía y,
realmente, moriría sin la música. Se me encoge el corazón bajo los acordes
amargos de una canción de los noventa. La voz ronca de Sabina me trae, por
alguna razón inexplicable, tu mirada. Bailamos. Tal vez tu amor sea producto de
mi imaginación y esté volviendo a convertir mi vida en literatura, como
siempre. Como nunca. Pero podría jurar que me quieres.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Si alguna vez viajo a Nueva
York, aparcaré mis sueños por un instante junto a <i>Tiffany’s</i> mientras desayuno un croissant enfundada tras unas <i>Ray-Ban</i>. Ya lo sabías, ¿verdad? Basta
con mirarme e imaginar todos los nombres que me merezco. En realidad, no
necesito más que uno.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Soy de <i>ese</i> tipo de personas. Sin embargo, he decidido no perderme más por
el viento del oeste, por muchos barcos, hidroaviones y reyes que prometan venir
a buscarme. Me voy a quedar aquí sentada, mirando la luna como una melancólica
más con pretensiones de poeta. Si puede ser, contigo. Aunque mirar la luna no es como ir al cine: la
soledad no es un obstáculo. Pero mi gata sí tiene nombre. Aunque eso ya lo
podrías suponer.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Voy a tirar la tristeza a la
basura o detrás de unas <i>Ray-Ban.</i> De
niña, se me hacía necesario llorar para que las farolas y los semáforos se
desenfocaran y la noche se convirtiera en un caleidoscopio de irrealidad. Ahora,
basta con quitarme las gafas. Hasta la miopía tiene su magia, o tal vez sea,
nuevamente, este afán mío por literaturizar las existencias.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
Soy feliz y estoy triste.
Definitivamente, he debido de atragantarme con tantas lunas o tantas canciones…
Pero si alguien me las quita, me moriré de frío o, lo que es lo mismo, de
indiferencia cósmica.</div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;">
La poesía no es más que una indigestión de lunas. Pero que nadie se lleve la música...</div>
Marina Casadohttp://www.blogger.com/profile/05983748069733375263noreply@blogger.com0