martes, 11 de marzo de 2014

Lobos



Hay peligros de vida en tus ojos 
y hay inviernos más largos que la vida; 
hay canciones muertas en la calle 
y hay golpes que vuelven a doler. 

Duncan Dhu


Hay lobos aullando a mediodía, como en aquella canción de Duncan Dhu. Tú también puedes verlos, ¿verdad? El mundo, últimamente, se ha vuelto tan sórdido que, cuando menos te lo esperes, acabarás siendo uno de ellos. Elegiste el camino equivocado y ahora ya no sabes desandar tus pasos, admitir que fallaste. You’re lost, little girl.

Aurora despertó muerta. Alicia creció y ya no pudo volver a su País de las maravillas.

(No. El terrible secreto es que jamás llegó a escapar de él. Ahora, las flores parlanchinas se han vuelto sombras, el Gato de Cheshire es un perro fiero con los ojos inyectados en sangre…)

El Gato de Cheshire es ahora un lobo.

Asesinada por la vorágine de los días, dirán los periódicos. Soñabas con un final de cuento de hadas, sin contar con que, en realidad, el autor que escribe tu nivola ha decidido que serás un personaje maldito, de los que acaban ahogados en un vaso de absenta. De nada sirve alegar que no te gusta el alcohol. Los versos de Salinas no te pertenecen…

Pero, allí dentro, el cuento continúa, ¿verdad? No hay otro modo de escapar de la sordidez del presente, de los besos que amenazan abismos, de los poemas que nadie te escribirá…


Y por encima de todo, la rabia que inunda tus entrañas. Forma parte también de esa sordidez, claro… Por encima de todo, la mentira. Tan débil, tan exagerada, que la desnudas como si portaras rayos X en las pupilas… Y quisieras destrozarla a dentelladas para después aullarle a la luna llena.

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